sábado, septiembre 09, 2006

Aristóteles España


















("El triunfo de la muerte", de P. Brueghel)


Aristóteles España
(Castro, 1955)

Licenciado en Derechos Humanos en el Instituto Argentino por los Derechos del Hombre. Estudios en Comunicaciones y Guión Cinematográfico en la Universidad de Buenos Aires. Reside en Santiago. Publicaciones: "La guitarra de mis sueños" (1975). "Incendio en el silencio" (1978). "Equilibrios e incomunicaciones" (1980)."Dawson" (1985). "Contra la corriente" (1989). "El sur de la memoria" (1992). "Poesía chilena: la generación NN (1973-1991) Antología", 1993. "Los pájaros de post-guerra". (1995). "Tardes extranjeras" (1998). "Materia de eliminación" (1998). En antologías: "Poesía chilena contemporánea". Arteche, Massone, Scarpa. Stgo.: Edit. Andrés Bello, 1984. "Poets of Chile 1965-1985". S. White, Greensboro: Unicorn Press, 1986. "En el ojo del huracán". Manuel Jofré. Stgo.: Ed.. Documentas, 1991. "Veinticinco años de poesía chilena (1970- 1995)". Calderón, Harris, Calderón. Stgo.: FCE-Chile, 1996. "Los poetas y el general (1973–1989)". Eva Goldschmidt. Stgo.: Ed. LOM, 2002.
Premios: "Gabriela Mistral". Municipalidad de Santiago, 1983. "Rubén Darío". Ministerio de Cultura de Nicaragua, 1985. "Alerce". Sech, 1998. "Consejo Nacional del Libro y la Lectura".


Selección

Llegada

Bajamos de la barcaza con las manos en alto
a una playa triste y desconocida.
La primavera cerraba sus puertas,
el viento nocturno sacudió de pronto
mi cabeza rapada
el silencio,
esa larga fila de Confinados
que subía a los camiones de la Armada Nacional
marchando
cerca de las doce de la noche del once de septiembre
de mil novecientos setenta y tres en Isla Dawson.
Viajamos
por un camino pantanoso que me pareció
una larga carretera con destino a la muerte.
Un camino con piedras y soldados.
El ruido del motor es una carcajada,
mi abrigo café tiene barro y bencina:
nos rodean
bajamos del camión
uno dos tres kilómetros
cerca
del
mar
y
de
la
nada;
¿Qué será de Chile a esta hora?
¿Veremos el sol mañana?
Se escuchan voces de mando y entramos a un callejón
esquizofrénico que nos lleva al Campo de
Concentración,
se encienden focos amarillos a nuestro paso,
las ventanas de la vida se abren y se cierran.


Infierno y soledad

Han pasado ya trescientas horas
–más o menos–
y algunos leves nubarrones,
estornudos, azotes,
los Agentes de Seguridad no nos dejan dormir,
interrogan y torturan
a la luz de la luna y de las linternas.

El Comandante comunicó
que somos prisioneros de guerra,
que el Presidente ha muerto,
que seremos tratados de acuerdo
a los Convenios de Ginebra.

La noche se da vueltas en su cama:
Son escenas difíciles de describir en estas líneas.
Pienso en un árbol de Pascua gigantesco
aquí en la Isla, y con juguetes.
El mundo es una empresa privada,
nuestro comedor es una Carpa de Campaña.
Colocan Diarios Murales en el Patio.
Leemos: “Fusilados cinco extremistas”,
“Se construye una Patria Nueva”.
Trotamos todas las mañanas,
hacemos flexiones,
“sapitos”,
después nos lavamos en el río,
nos enseñan cantos militares;
un sargento me dice: “No te metas más en tonterías”.
Tenemos deseos de jugar fútbol,
queremos cansarnos y dormir,
soñar, jugar al naipe,
ya llegará el momento del análisis,
es preciso salir vivos,
la verdad nos espera con sus piernas abiertas.

(Fragmentos de "Lily Marlen”, de "Dawson")

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