lunes, enero 23, 2006

Enrique Lihn

















(E.L. Kirchner)

Enrique Lihn
(Santiago, 1929 - 1988)

Estudia dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes de Santiago. En 1965, viaja a Europa como becario de la UNESCO para estudiar museología. 1967-68. Vive en Cuba donde trabaja en la revista Casa de las Américas. 1972, profesor en el Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile. 1975, viaja a París invitado por el gobierno francés.
Publicaciones: "Nada se escurre". Stgo.: T.G. Casa Nacional del Niño, 1949. "Poemas de este tiempo y del otro". Stgo.: Ed. Renovación, 1955. "La pieza oscura". Madrid: Ed. Lar, 1984. "Poesía de paso". La Habana: Casa de las Américas, 1966. "Escrito en Cuba". México, DF: Era, 1969. "La musiquilla de las pobres esferas". Stgo.: Edit. Universitaria, 1969. "Algunos poemas". Barcelona: Ocnos, 1972. "Por fuerza mayor". Barcelona: Ocnos, 1975. "París, situación irregular". Stgo.: Ed. Aconcagua, 1977. "A partir de Manhattan". Valparaíso: Ed. Ganymedes, 1979. "Estación de los desamparados". México: Premia Editora, 1982. "Poetas, voladores de luces". "Roma- Venecia": La Parole Gelate, 1982. "El paseo Ahumada". Stgo.: Ed. Minga, 1983. "Al bello aparecer de este lucero". Hanover, NH: Ed. del Norte, 1983. "Pena de extrañamiento". Stgo.: Edit. Sinfronteras, 1986. "Mester de juglaría". Madrid: Edit. Hiperión, 1987. "La aparición de la virgen". Stgo.: Cuadernos de Libre (E)lección, 1987. "Diario de muerte". Stgo.: Edit. Universitaria, 1989. "Álbum de toda especie de poemas". Barcelona: Edit. Lumen, 1989.

Selección

Canto general

Mi canto particular (que te interprete, pingüino), producto de la
recesión y de otras restricciones/
Soy un cantante limitado, un minusválido de la canción.
Canto General al Paseo Ahumada
vuestro monumento viviente (Habrá otros, habrá otros: la
inmortalidad no es impaciente)/
Canto General de esta toma parcial de la naturaleza muriente de
Santiago/
y de los productos que producen a los hombres made in Taiwán
ellos se desviven/
enfervorizados por venderlos a cien pesos la unidad que
viven de los artificios naturalizados en Taiwán, la Gran Madre
Plástico/
Ella nos inunda el Rastro de sus deyecciones y babas
(y lo digo como consumidor eventual de algunos de estos
productos)/
Se te ofrecen, Pingüino, tres pares de calcetines por cien pesos/
un tomacorrientes por la misma suma, de tres arranques, de
esos que se derriten como un/
queso si se los hace funcionar con toda su capacidad instalada
Pero decir que canto es mucho pecaría de ingratitud si dijera
que me he visto en la dura/
necesidad de cantar
y/o derretirme como un queso electrificado
o de envolver a la carrera mi mercadería en un pliego de papel
así lo hacen esos/
subproductos de Taiwán los vendedores de plástico
cada vez que el pelotón y sus perros de caza se vuelven para
ahuyentarlos/
Corretean indolentemente hacia ellos como en una caleta de
pescadores una pedrada un/
golpe de remo los perros
echan a volar a las gaviotas de rapiña que se disputan el
deshecho de la pesca/
En una lengua muda tendría que cantar y que no generalizara
Para eso basta con nuestro monumento/
el Paseo Ahumada; en una lengua de plástico debiera
intrínsecamente amordazada y, por supuesto, desechable. Usted
le da cuerda/
y ella dice su Canto General sin necesidad de la pila eléctrica,
únicamente por cien pesos/
(la Flaca lo hizo por mucho más)
“Glolia al señol” diría ella y “Viva Chile mielda”.
La novedad del año como lo fue ese escupitajo taiwanés un
pulpo de plástico del tamaño de/
un huevo de paloma que pegado a una muralla de marmolina
descendía sin/
cuerda, avanzando con sus bracitos.
Nuestro modelo inaccesible cantó desde lo alto de la montaña
sagrada nosotros buscando/
el ras del suelo según nuestra adhesiva manera de dejarnos
caer como/
escupitajos de plástico
porque las condiciones están dadas de otra manera y así
nosotros dados de otra manera/
dados de otra madera plástico de Taiwán que caen sin un golpe
y mueren en el azar/
sobre la mesa húmeda en que se juega al cacho Nueva York
calle adentro/
Sí, Canto General a la pauperización que nos recorta el lenguaje
a un manoteo de sordomudos/
no alfabetizados.
Fíjese usted en la cantidad de palabras que vamos a necesitar
para leer de corrido una página del diccionario/
¿Dónde están? En la lista de los desaparecidos ¿detrás de qué
eufemismos se esconden?/
¿con qué máscaras recorren el Paseo Ahumada?
Escribir, por ejemplo, Democracia Ahora
significó un enorme costo social en el Estrato Bajo a esa frase
ingresaron/
cantidad de muertos casuales muchos de ellos niños algunos,
qué sé yo, y tan fácil que/
parecía repetirla
Los vendedores de esa idea por su parte, en el Estrato Medio,
se negaron a envolverla en el/
lienzo en que la exhibían cuando vinieron a ahuyentarlos
de la escalinata de la Catedral.
Toda una escena que recuerda la televisión europea
más de un parahéroe y yo palidecimos cuando la cabeza del
pelotón inició tropezando en/
los sentados su carga de la caballería escalinatas arriba
arrancándonos el lienzo a los parados de las manos
(el detalle de la palidez no lo registra la televisión)
Pero ésas no son más que palabras
qué son, por lo demás, nuestras metáforas
peones movidos como si uno cogiera piedras con que matar
dos pájaros de una amenaza.
No hacemos nada, no decimos nada
¿Con qué ropa subir ahora el Macchu Picchu
y abarcar, con tan buena acústica, el pastel entero de la historia/
siendo que ella se nos está quemando en las manos?
Los héroes negativos gozan de lo que padecemos: su libertad
incondicional/
una llama graneada y cada veinte metros un polvorín en pie de
guerra/
¿Quién paternalizaría con el cortapiedras o el hijo de la
turquesa/
como si esos desaparecidos no figuraran en la guía telefónica?/
Los muertos de nuestro tiempo acostumbran a suicidarse
Canto General a los héroes, que caen como grandes actores
desconocidos en el campo del/
simulacro defendiendo a sus ajusticiadores de la luz pública
a los desfigurados que sirven de combustible para que rebrote la
llama/
a las momias prematuras
Canto General y no caso por caso
porque el cantante está afásico
Guarda cama de sólo pensar en el río y de pensar en el río a esos
cuerpos cortados que/
derivan hacia su segunda muerte
la muerte de sus nombres en el mar
anonimato en grande y for ever.

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